sábado, 1 de mayo de 2010

Soberbia Altivez.

Luego de un tiemposoberbia alejado del blog, por no tener el cargador de mi computadora portátil y cuando tenía acceso a una, con sinceridad les digo, que no me provocaba escribir. Pero ya es suficiente, es hora de acabar con esta ausencia.

He decidido titular este post “Soberbia Altivez”, en un principio puede sonar opulento y ciertamente redundante, más ya entenderán que no es así. Tal como hay películas que tienen infinitas continuaciones, como: Rocky, Rambo, Duro de Matar, Arma Mortal, entre otras, y sin embargo; las personas las siguen viendo fielmente, así estoy convencido que sucederá con este post. Próximamente habrá “Soberbia Altivez” parte 2, 3, 4, etc. Ya que se refiere a todas esas situaciones ante las cuales nos dejamos ganar por la soberbia y no somos capaces de reconocer que hemos cometido innumerables deslices, levantar la cabeza y seguir adelante, eso muy seguramente nos haría más humanos y mejores personas. Sin embargo; los seres humanos tenemos la necia tendencia de endiosar a nuestro héroes, seres queridos y peor aún, a nosotros mismos.

En esta primera entrega comenzaré por señalar la obtusa manera en la que vemos a nuestras parejas, las cuales por una especie de sortilegio, somos capaces de ver en ellas sólo virtudes sin advertir, al menos al inicio, defecto o molestia alguna en esa persona que nos tiene de cierta manera encantados. Ahora bien, cuando ya empezamos a atisbar defectos en ese ser nos preocupamos y pensamos que se está acabado el amor o perdiendo la ilusión, esto no es necesariamente así, sólo hemos caído en cuenta que el ser amado es de carne y hueso como nosotros y que nada tiene que ver con esa divinidad que nos dibujamos en la mente y casi veneramos.

Estoy seguro que al igual que yo, la mayoría quisieran poder echar el tiempo atrás y corregir alguna acciona pasada, pero también estoy seguro que la mayoría entona esa frase tan tonta y sin sentido llena de soberbia: “Yo no me arrepiento de nada en mi vida, el pasado y mis errores me han enseñado y han forjado lo que soy hoy”, frase muy poética y excelente para respuesta de un concurso de belleza con la respectiva e infaltable paz mundial, pero en la vida real sabemos que sí nos gustaría poder corregir errores o al menos no reaccionar igual ante alguna situación pretérita. Digo esto porque he llegado a un momento de mi aún corta vida, en la que me he dado cuenta que hacer lo correcto no siempre hace bien, y no quiero que me mal interpreten, no estoy en medio de una rebeldía de juventud o de caduco comunismo, me refiero en que aunque tampoco lo queramos aceptar, muchas veces hacemos lo que los demás esperan de nosotros, tal vez para no decepcionar o quién sabe la razón, pero dejamos de hacer lo que realmente queremos y dicta el corazón.

En eso increíblemente para mí, admiro a mi hermana, que como podrán haber predicho por el comentario no la considero aún madura, pero la admiro por hacer lo que quería y se enfrentó como David a varios “Goliats” de su vida, y a pesar de lágrimas, desprecio, señalamientos y juicios, supo salir victoriosa, luchar por su felicidad y lograrla y ahora de a poco recuperar lo que desde antes le pertenecía. La admiro por eso, porque exactamente eso fue lo que en gran medida nos faltó a la mujer, que hasta hace muy poco amé, y a mí, siempre tuvimos la voluntad de enfrentar las cumbres, pero casi nunca tuvimos el temple para actuar.

Así también creo que les pasa a los izquierdistas y pseudocomunistas de mi país y del mundo entero, no son capaces de reconocer con la mano en el corazón, que tuvieron la oportunidad de gobernar hace mucho tiempo y de hacerlo bien, pero la dejaron pasar y no lograron apuntalar a sus candidatos, que en ocasiones eran brillantes, como Mujica y Petkoff en Venezuela, y después de tanto intentar lograron el poder, sin embargo, el gobierno que apoyaron ha resultado ser un fracaso y nuevamente no tienen las esféricas ni el intelecto para reconocer que se equivocaron y no lo hacen por temor a que más nunca puedan volver al poder, no dándose cuenta que Ustedes mismos se ponen la soga al cuello. No quieren aceptar que se equivocaron con este señor y dar su brazo a torcer y por eso insisten obstinadamente en defender lo indefendible a cualquier costo, incluso la vida y existencia de la propia nación en la que ellos, sus hijos y todos los demás estamos, de nuevo soberbia. Y prefieren vivir en ese mundo de contradicciones constantes, en la que hablan de un antiimperialismo perenne, pero visten con marcas capitalistas, disfrutan de bienes y servicios de igual cualidad y se inventan batallas y guerras con quien en realidad es su mejor aliado. 

En vista que esta historia tendrá varias partes, prefiero dejar esta primera parte hasta aquí, les invito a Ustedes a pensar en que situaciones en su vida han sido soberbios hasta la médula y recordar que aunque nos demos cuento de ello, y lo podamos leer en este post o en otros, siempre seremos iguales, esa actitud del ser humano es la más difícil y dolorosa de cambiar, y por la cual nos acorazamos. El título no es redundante porque paradójicamente si hay algo que es soberbio en la vida, es la altivez, por eso somos reos de la “Soberbia Altivez”.

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1 comentario:

Fernando Rodríguez Guzmán dijo...

Con especial detenimiento he tenido el gusto de leer este post de Jesús Romero y en él encuentro muchos puntos de concordancia y más que eso, pues lo importante a veces no es coincidir, pues en la diversidad se encuentra el crecimiento - digo - que encuentro en su escritos verdades muy acertadas y de ejemplo a nosotros los más viejos, a los adultos y a los jóvenes de su generación. Jesús Romero nos intenta hacer reflexionar sobre los eventuales errores, luchas, batallas que hay que dar por el bien que aspiramos y cómo estas luchas a veces casi imposibles, se nos vuelven hacia nosotros en forma positiva y benigna y para ello, nos ejemplifica con una situación familiar a través de una experiencia de su hermana, no siendo relevante si ésta es real o no...para estos efectos da lo mismo...
Interesante será pues después de la tarea que nos impone, leer sus posteriores post de este tema e idealmente llevarlos a la práctica, con el único fin principal, de mejorar nuestras vidas individuales y a partir de aquello, la vida en comunidad, y por ende a nivel nacional y por qué no decirlo a nivel internacional. Todo - a mi modesto juicio - parte de un cambio de conducta a nivel personal. Si éste no se produce, es imposible lograr cambios a nivel comunitario. Y es esa a mi juicio la interesante e inteligencia propuesta de este novel autor. Mis felicitaciones.

Atte. Fernando Rodríguez Guzmán, Chile