viernes, 12 de agosto de 2016

CAZADOR CAZADO. La eterna historia del venezolano.

Tomás Moro.
La situación venezolana, al igual que el resto de los países, responde a la dinámica mundial en todos los ámbitos, a saber: políticos, económicos, sociales e incluso religiosos. Sin embargo; la manera a la que se responde a cada uno de estos aspectos está grandemente influenciada por la historia colectiva de la nación, eso que la antropología moderna llama, influencias en el colectivo.
Así pues, la historia de Venezuela, más allá de la que los libros de historia de etapas escolares reflejan (viene a mi mente autores tan respetados como el profesor Arias Amaro, por ejemplo), también tiene una faceta que escapa de estos textos y, que definen incluso más que los hechos históricos, el hoy y por qué no, el futuro de la nación. La manera de ser del venezolano, estoy convencido que no es producto de los hechos históricos, por el contrario, los eventos históricos se dieron en el orden que se dieron y de la manera que fueron por la forma de ser del venezolano, y con esto no pretendo ni hacer un estudio historiográfico ni un análisis de filosofía de la historia.
La mejor manera de definir el pensar venezolano es el cuento infantil, propio de nuestra cultura popular, Tío Tigre y Tío Conejo, en el que siempre, estoy seguro de ello, nos identificamos más con el conejo por astuto y tramposo, que se aprovecha de las oportunidades o desventajas del otro para triunfar y eso no lo vemos desleal ni poco ético, primer signo de la venezolanidad, el vivo pendejo. Será por ello que las notas musicales de nuestro Himno Nacional se corresponden totalmente, al menos al oído, con el duérmete mi niño, por infantil.
Todo este ya largo preámbulo lo hago para situarnos en una de las nuevas actividades económicas del venezolano, el bachaqueo. Sí, como lo leen bachaqueo, a quienes me leen sin ser venezolanos les explico que nos encanta cambiar los nombres a algunas cosas que serían poco agradables reconocer y lo sustituimos por otros más simpáticos, segundo signo de la venezolanidad.
El bachaqueo es el nombre simpático que le damos los venezolanos al robo desmedido, inhumano y sencillamente asqueroso del que todos somos cómplices en este país. Consiste en comprar productos a precios regulados (o no) y revenderlo a precios exorbitantes, aprovechando la situación de profunda escasez que vivimos. Incluso se ha llegado a adulterar productos mezclándolos con otros, que pudiera ser no comestibles o no aptos para el uso humano, con la intención de "rendir" el producto original y así poder vender más. poniendo en riesgo la salud e incluso la vida de muchos compatriotas.
Pero esto no parece tener importancia, mientras otros gastan sus energía en creer y atacar una inexistente guerra económica promovida por foráneos, hay otros que aprovechan toda esta utopía de sociedad perfecta atacada para hacer el negocio de su vida y cayendo en lo más bajo que puede haber: pobre robando a pobre, mientras los gobernantes que muchos defienden sin sentido o atacan sin argumentos se hacen cada vez más millonarios. 
De qué sirve hacer tanto dinero si éste está impregnado del sufrimiento, hambre , humillación e incluso de la vida de otros. Lo que llega fácil, fácil se va y no se dan cuenta que estamos llegando al punto en el que podremos tener mucho dinero en el banco o efectivo en la mano y no tener que comprar y si no se han percatado el papel moneda no alimenta. También estoy seguro, que algunos leerán esto y lo apartarán porque mientras más dinero haga eso es lo que me importa, pueden reír por el momento, porque están ganado la batalla, pero dudo mucho que lleguen a ganar la guerra. Si seguimos como vamos estaremos en la peor calamidad que ha enfrentado este país y TODOS sin excepción seremos causantes y sufrientes de ella y cuando eso pase ya no servirá de nada echar la mirada atrás.
Me preocupa que los venezolanos, en poco más de 200 años de historia independiente, no hayamos aprendido a asumir responsabilidades y siempre busquemos culpables en otro lado. Yo no fui fue el otro, yo no soy es el gobierno, yo no soy es la oposición, yo no soy es el imperio, yo no soy es la guerra económica, yo no fui fue la mujer, yo no fui fue la serpiente y así llegamos hasta el libro del Génesis, tercer signo de la venezolanidad.
Creo que ya es hora de asumir responsabilidades para enmendar caminos recorridos y procurar el bien propio, sin lesionar el común. Definitivamente Tomás Moro tendría volúmenes y volúmenes de La Utopía si fuera venezolano.