sábado, 29 de octubre de 2011

Venezuela: Cuando la decepción llega; el amor se acaba.

Luego de un tiempo de abandono, injustificado por demás, de este blog, ayer vi propicia la ocasión para escribir de nuevo en él. El motivo: El análisis de una conversación que escuché ayer entre dos jóvenes en un banco.
La primera impresión que pudiera darle a cualquiera es que fui poco educado, por aquello de oír conversaciones ajenas. Sin embargo; cualquiera que ha estado en una cola de un banco en Venezuela, sabe bien que en ocasiones (ésta fue una de ellas), es imposible no escuchar. Describo la situación: 2 jóvenes a lo sumo 2 ó 3 años menores que yo, conversaban de trivialidades para entretenerse y no amargarse, como ya estaba yo, por el pésimo servicio del aquel banco. En medio de la conversa, tocaron el tema de la situación del país. Claramente con tono de desánimo, decepción y a ratos de un preocupante asco, uno de ellos manifestaba su percepción del país. Lo hacía más o menos así:
- "No chamo, de qué carajo me sirvieron tantos sacrificios para entrar en una universidad pública, de fajarme a estudiar, de hacer sacrificios y en ocasiones hasta pasar hambre porque mis padres me podían dar sólo para el pasaje, si luego de obtenido el "cartón", no tengo trabajo fijo y lo poco que consigo es cualquier "rebusque" fuera de mi profesión y con un sueldo miserable. Para esa vaina me quedaba bachiller y trabajo desde esa época, total el final sería el mismo".
Inmediatamente me alarmé por lo que aquel joven acaba de decir. Primeramente, porque a ratos me sentí identificado con lo dicho. Segundo, porque es preocupante que a tan corta edad hay tantos jóvenes decepcionados y frustrados con el país que nos dejaron los que estuvieron antes de nosotros, por soberbia, orgullo estúpido y no saber y reconocer las veces que se equivocaron. Ahora bien, no es tiempo, ni ahora ni nunca, de reproches, sino de actuar en consecuencia.
Seguí escuchando la conversación, porque vendría la respuesta del otro. Por cierto, nada alentadora.
- "Así es amigo, yo me quiero ir de esta mier.., este país no sirve para un co.., prefiero irme a EEUU aunque sea a lavar platos, por lo menos allí sé que no matarán por un teléfono y que todo lo que consiga nadie me lo quitará, invadirá, robará o expropiará. Imagínate, tengo un vecino que se fue ilegal, a los 5 años pudo comprar una casa y la tiene alquilada. Allá trabaja de mecánico, vive de su trabajo y del alquiler de su casa y está mejor que nunca. Dice que no volvería jamás".
Confieso que estuve a punto de responder a tales intervenciones, pero sinceramente mis sentimientos era encontrados. Dolor e indignación porque se expresaran así de mi país, pero en el fondo no conseguía argumentos para pedirles que no se marcharan. Antes señalaba de cobardes y poco nacionalistas a quienes se iban del país, pero ahora no consigo como defender mi causa, esa es la verdad. Yo mismo podría decir que tengo un conocido que se fue a Colombia, con la misma profesión que tengo, y gana exactamente 8 veces lo que gano yo, en un país en el que gasta por lo menos 10 veces menos de lo que debo gastar yo.
Siempre hemos escuchado que cuando una mujer está enamorada aguanta todo, lo que explicaría la actitud de esas mujeres que soportan hasta maltratos de sus parejas, siempre injustificados. Pero cuando una dama pierde la ilusión no hay nada que hacer, el amor también se pierde. Esa es precisamente mi preocupación: ¿estamos en un país en el que la mayoría de la juventud está decepcionada de su nación y por tanto ha perdido en gran medida el amor por ella?. Cuidado porque me temo que sí.
La mayoría de los jóvenes en este país tenemos lo mismo: Un diploma, deudas y muchas puertas cerradas.

4 comentarios:

Espacio Nacional dijo...

Concuerdo con el Sr. Jesús Romero que da impotencia escuchar la falta de patriotismo, y quizá la poca paciencia no sólo de jóvenes sino que también, de la sociedad entera, ante el descalabro que vive ese país hermano. Sin embargo, a veces también es honesto y patriota, pensar en cada uno de nosotros y en nuestro bienestar - no sólo de índole económico - sino en el desarrollo de la persona humana en todas sus facetas - y así como van las cosas en Venezuela, es poco probable que se logren, esas justificadas y mínimas aspiraciones.
Sin duda que la situación se torna muy desgraciada después de más de 12 años de esa tiranía, aunque Jesús Romero, y otros, piense que esto tiene solución por vía democrática, lo cual a mi modesto entender no sucederá jamás. Un Estado Comunista, tan férreo como lo que se implantó en Venezuela, esa solución no es viable.

En síntesis, lamentablemente, en esta oportunidad, encuentro la razón a esos dos jóvenes. Es imposible amar a un país, a una persona, a la sociedad, si antes, no nos amamos nosotros mismos, y eso pasa por proteger nuestra propia integridad física, moral, espiritual, nuestra vida, nuestro desarrollo y desear un vivir mínimo, para nuestros hijos y nuestra sociedad.

No soy dueño de la verdad, pero el tiempo, nos dirá quién tiene la razón.
Mis saludos y respetos, desde Chile, Fernando Rodríguez Guzmán @FRodriguezG

tiadoc dijo...

Hola Jesús:

Me ha parecido buenísimo tu post. Me transmite totalmente esa sensación de lejana tristeza conocida..., sobre todo al final cuando dices: "Un diploma, deudas y muchas puertas cerradas".

Genial el post y triste realidad...

Animexion dijo...

el patriotismo se acaba cuando vez a alguien de tu flia a punto de morir por el hampa, cuando joden a tu flia y no se hace justicia, me voy si dios quiere.

Antonio Molina dijo...

muy buena la reflexion pero es tiempo de que nosotros los jovenes dejemos a un lado la indiferencia para con este pais, hace falta luchar meter el hombre no es justo que unos pocos nos tronchen las esperanzas y los proyectos de la vida asi. animo hay esperanza pero hay que hacerla relaidad en medio de este pueblo